Casi el 70 % de jóvenes no sigue estudios superiores al concluir el
colegio
La educación en cifras.
Solo el 35% de egresados de secundaria ingresa a universidades o institutos
apenas termina el quinto de secundaria. El resto lo hace años después u opta
por incorporarse a la vida laboral sin estudios superiores. Expertos proponen
brindar formación técnica desde la escuela.
Contenido.
La Jornada Escolar Completa obliga a los alumnos a estudiar más horas, pero los
cursos se cambian. Créditos: Mauricio Malca
Los escolares del
colegio público San Francisco Solano de Pachacútec, en los arenales de
Ventanilla, tienen cursos de aduanas, ensamblaje y enfermería. También
farmacia, soporte técnico y administración de negocios. Prueban con la
cosmetología, la operación de computadoras y la repostería. Todo a gusto del
alumno. Los chicos de quinto año pronto
abandonarán la escuela con el certificado de un Centro de Educación Técnico
Productiva (Cetpro); es decir, un documento que los califique como técnicos en
su materia. Para eso, en tercero de secundaria comenzaron a estudiar estas
carreras dentro del colegio, el mismo lugar donde aprenden matemáticas,
lenguaje y ciencias.
Una vez por semana,
más de mil escolares de 22 colegios públicos se mudan de local para llevar
talleres de formación laboral. En la escuela San Francisco Solano se enseña
aduanas, cosmetología y enfermería. En otras, repostería, farmacia y soporte
técnico. En Cañete, los alumnos reciben computación; y en la
región San Martín, agroindustria. Esta es la red educativa de Coprodeli, una
ONG que trabaja con el sistema público, pero incluye características
particulares. Una de las principales: las "escuelas-taller",
creadas según las características y necesidades de la localidad donde
funcionan.
Estas iniciativas
aparecen en una difícil realidad para la educación secundaria. Una realidad en
la que —según la última Encuesta Censal de Estudiantes (ECE)—
solo el 14% de los escolares de segundo de media comprende lo que lee, y otro
11,5% resuelve problemas de matemáticas. Ellos serán ciudadanos y participarán
en las elecciones en apenas cinco años. "Pero ahora, representan al grupo
con más bajos resultados educativos en las escuelas. Nada ha cambiado en este
nivel en los últimos 50 años", detalla Elías Neira, presidente del comité
de CADE Educación 2017, y especialista en
innovación, currículo y cultura institucional.
Los problemas no
solo aparecen durante la etapa escolar, sino cuando esta culmina. Así, se sabe
que solo un 35% de los jóvenes ingresa a la educación superior al momento de
concluir su secundaria. El resto (65%) lo hace dos o tres años después; o
decide incorporarse a la vida laboral solo con estudios secundarios. Esto se
desprende de un estudio del Sineace, recogido por el Instituto Peruano de
Administración de Empresas-IPAE.
Neira, también
director del colegio particular San Agustín, precisa que una gran parte de los
estudiantes que se incorporan a la educación superior eligen universidades antes
que institutos. "Debería ser al revés, pero la carrera técnica está
desvalorizada. Muchos jóvenes sienten que tiene un techo, donde no puedes hacer
maestrías, ni diplomados".
En el país, solo la mitad de egresados se anima a
postular a una institución de educación superior. Y de estos, solo el 35% ingresa. La otra mitad, en
tanto, no lo hace porque no forma parte de sus expectativas o porque debe
trabajar.
Así se pinta el panorama para los 2.5 millones de alumnos de educación
secundaria de los colegios públicos y privados, a los que se destina un gasto
público por persona de poco más de mil dólares. Esto último es triplicado por
países como Argentina y Chile.
"En el Perú, la educación
secundaria no tiene identidad, no está claro si es una extensión de la
primaria, si es una antesala de la universidad, si es una antesala del mundo
del trabajo o si es un espacio para el desarrollo del adolescente en su día a
día", indica sobre el tema el especialista en educación León Trahtemberg.
Propuestas de cambio
Ante esta
situación, Hugo Díaz, miembro del Consejo Nacional de Educación (CNE), considera
importante que desde la secundaria los jóvenes reciban educación técnica a fin
de que desarrollen aptitudes y logren incorporarse al mercado laboral sin la
necesidad de la educación superior. "Tal vez deberíamos ampliar la oferta
de cursos cortos de tres meses a un año para que desarrollen habilidades de
carácter técnico, y eso implicaría mejorar la oferta de los Centros de
Educación Productiva".
Para Neira, también se requiere
flexibilizar la secundaria y no ofrecer el mismo sistema para todos los
estudiantes. Así, propone la creación de varios modelos: uno para el área
rural, otro para las zonas urbano marginales, otro para sectores con
características propias como el Callao. "Los chicos tienen diferentes
proyectos de vida. Deben tener la posibilidad de elegir sus carreras según sus
necesidades. Seguimos ofreciéndoles a los estudiantes una sola secundaria como
si todos fueran a la universidad. Y no es así".
En ese sentido,
propone cambiar la normativa, destinar mayores fondos a la secundaria, impulsar
la educación técnica y promover una formación integral. Esto último permitirá
mejorar las competencias propias de las carreras técnicas desde que los
estudiantes estén en el colegio. "Después, si desean, pueden optar por
la universidad. De esa manera podrán trabajar y costear
sus estudios".
Experiencia en el Callao
En el caso de la organización
Coprodeli, que trabaja en colegios de zonas urbano marginales y pobres, se
plantea una jornada escolar completa, cuyo aumento de horas está destinado a
los cursos tradicionales de matemática y comunicación, pero también a los
talleres de expresión artística (música, teatro y deporte) y a los de formación
laboral.
En los sectores
chalacos de Sarita Colonia y Pachacútec, los alumnos desde
tercero de secundaria reciben talleres técnicos seis horas a la semana. Uno de
estos es el de aduanas. "Ofrecemos esta carrera pensando en las
necesidades de su localidad. En el Callao está el puerto y el aeropuerto. Así,
los alumnos tienen mayores posibilidades de
conseguir trabajo cuando concluyan sus estudios", detalla Roxana Cancino,
directora Educación en Coprodeli Perú.
El paso de la educación secundaria a
la superior es una de las dificultades que viven los jóvenes de este nivel,
donde se reporta deserción, repitencia y violencia (en la escuela y en el
hogar). Esta etapa es fundamental, sobre todo en América Latina, donde cada año
de estudios superiores representa un 10% más en los ingresos personales. Aún
hay pendientes.
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